domingo, 11 de diciembre de 2011

En tus ojos 4ta parte


Camino hacia afuera del edificio, y ciertamente ahí estaba el taxi esperandome, el taxista me sonrie y me mira como si me conociera

-Eliza, tanto tiempo sin verte, que onda, ¿Cómo andas?
-Bien , ¿Y tú?
-Ya sabes gozando de la vida, a ver que día me haces un trabajito.

Estoy apunto de golpearlo, pero me interrumpe

-¿Qué, a dondé te llevo? ¿Al trabajo?
-Si, ¿Sabes como llegar?
-¿Cómo que si se llegar? Claro que se, ¿Cuántas veces no me has visto ahí?
-Cierto

Comienza a hablar, realmente no se ni que dice, mi mente se encuentra en otro lugar, no tengo cabeza para escuchar sus tonterias, solo lo veo mover y mover la boca sin sentido, me recargo a la puerta mirando fijamente por la ventana, realmente deseo saber donde me encuentro, pero ninguno de estos paisajes me es familiar.

-Eliza, Eliza, oye Eliza ¿Te encuentras bien?
-Ah, si perdón, solo ando un poco cansada
-Larga noche ¿eh?
-Solo dime cuanto es
-no andas de genio, ¿Verdad? Son $120 pesos

Busco en el bolso y no encuentro nada de dinero.

-Dejame pedirle dinero al jefe
-No, no te preocupes, luego te lo cobro
-Gracias, que tengas buen día
-igual

Me bajo del taxi y enfrente de mi me encuentro un edificio algo viejo y descuidado, con la fachada despintada y con un letrero que dice “Syahwat. Donde tus deseos se hacen realidad” me dirijo hacia la puerta y con algo de miedo logro tocar el timbre, a los minutos sale un hombre alto y gordo, con barba y una mirada maliciosa

-¿Porqué tardaste tanto?
-No encontraba ta..
-Me interrumpe- Ay ya pasate, ¿Y el dinero?

Camino hacia dentro de la casa y me pongo muy nerviosa al recibir aquella pregunta, ni siquiera tengo la minima idea de que esta hablando.

-¿Cuál dinero?
-¿Cómo que cuál dinero? No te hagas pendeja el del trabajo de añoche

Recuerdo las palabras que me dijó está mañana aquel hombre “Puedes irte, buen servicio, ahí esta el dinero en el buro y por el cambio ni te preocupes, considéralo propina…” ¡Que tonta soy! no tome el dinero, comienzo a temblar.

-¿Qué traes?
-Deje el dinero en el buro
-Eliza ¿Qué diablos traes? ¿Eres tonta o qué? Ok, ok te la dejare pasar por está vez, pero sólo porque tu no eres así, pero próximo trabajo no tendra nada de dinero para ti.
-Sí
-Anda vete a arreglar y maquillate o que se yo, porque traes una carita que cualquiera que te vea no te querra comprar

Veo como se aleja de mi, tengo realmente miedo busco donde sentarme y encuentro un sillon viejo con los resortes salidos, intento sentarme pero es imposible hacerlo comodamente, aunque después de un rato me quedo dormida, un ruido exageramente alto junto con un grito logran despertarme.

-¡ELIZA!
-Ehh
-¿Qué haces dormida? ¿No te dije que te fueras a arreglar? No tarda en llegar el cliente, Lola ayudala a arreglarse
-Si señor
-Parate Eliza

Una joven extremadamente delgada, con cabello chino y descuidado, llena de cicatrices por doquier se acerca a mi y comienza a peinarme, su cara refleja una total tristeza, en verdad que tonta era por quejarme de mi vida, lo que me pasa a mi son cosas insignificantes a comparación de lo que les sucede a ellas, escucho a lo lejos una voz masculina que me llama

-Eliza, te llama Mauricio
-¿Quién?
-Mauricio el jefe, más te vale ya despertarte si no te ira mal con el
-Ah si, perdón y gracias

Camino hacia un pasillo un tanto oscuro, al fondo se encuentran 3 habitaciones una de ellas se encuentra totalmente abierta, las paredes grises sin pintar en verdad son algo deprimentes, me pregunto quien puede estar en un lugar asi, me acerco a la puerta que se encuentra abierta y ahí esta Mauricio

-Ya llegó el cliente esta el cuarto de a lado, apresurate y ya sabes has tu trabajo como siempre
-Si señor

Comienzo a temblar, realmente deseo tanto no estar aquí, tengo miedo, salgo de la habitación y me dirijo al cuarto en el que se encuentra el cliente, mi mano se acerca lentamente a la perilla, con la intensión de no abrirla, demoro lo más posible, pero eso no cambia para nada la situación, toco la perilla y la giro lentamente, empujo la puerta y la luz que proviene de las lamparas me encandila, retrocedo un poco y escucho una voz grave al fondo

-Tardaste demasiado, estoy ansioso, pasa



Un hombre chaparro y gordo me espera en el fondo de la habitación, totalmente desnudo, lo que realmente produce algo desagradable en mí, intento no mirarlo, que diferencia al chavo de está mañana, me acerco lentamente deseando despertar de este horrible sueño, me acerco a el y me siento aún lado de la cama, sin aun mirarlo, siento como comienza tocarme lentamente, es asquero sentir sus manos rasposas sobre mi cuerpo, se acerca cada vez más y comienza a besarme el cuello y los hombros, siento como su bigote se frota contra mi cuerpo, si pensarlo dos veces tomo la lampara que se encuentra en el buro de mi lado y se lo estampo en la cabeza, por suerte la musica esta tan alta que no alcanza a escuchar fuera de la habitación, busco una ventana dentro del cuarto y nada, me meto al baño y encuentro una arriba del escusado, intento abrirla pero es imposible, escucho ruidos fuera de la habitación, cierro inmediatamente la puerta y pongo seguro, escucho como aquel hombre se levanta de la cama vieja y comienza a gritarme.

-¿Dondé estás pinche puta? Me las vas a pagar

Comienza a golpear la puerta, el miedo que sentía no se compara en nada con lo que estoy sintiendo ahora, no puedo evitar llora, realmente deseo tanto ser Carmén de nuevo y disfrutar en verdad quien soy, quisiera regresar al momento en que desie ser alguien más, que desie ser Eliza, cierro fuertemente los ojos, mientras escucho como aquel hombre intenta romper la puerta, todo comienza a darme vueltas, mi vista se comienza a nublar y veo lucecitas de todos los colores, mi cuerpo comienza a debilitarse hasta que pierdo el equilibrio. Abro los ojos y me encuentro recostada en mi cuarto, me levanto abruptamente y caigo al suelo, pero tanta es mi desesperación por llegar al espejo que ni el golpe siento, me miro lentamente, examinando cada parte y caigo de manera suave y lenta al suelo, con un enorme suspiro puedo decir, que hoy es el primer día que estoy contenta con lo que vi en aquel espejo, mi propio reflejo.

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